El historiador y filósofo Yuval Noah Harari sostiene que la irrupción de la inteligencia artificial marca un punto de inflexión que exige reflexionar sobre el rumbo de la humanidad. Según advierte, la creciente sofisticación de estas tecnologías plantea dilemas éticos, sociales y emocionales de enorme alcance.
En una entrevista retomada por National Geographic, Harari alertó sobre el riesgo de que los sistemas de IA resulten tan convincentes al simular sentimientos, que las personas comiencen a atribuirles conciencia y derechos. “Aunque no tengan emociones reales, son cada vez más hábiles para fingirlas”, señaló. Esa capacidad, dijo, podría derivar en movimientos sociales que reclamen un trato equivalente al de los seres humanos.
El impacto no se limita al mundo digital: desde asistentes conversacionales como ChatGPT, Claude o Grok, hasta robots humanoides en empresas como Amazon, la IA avanza a gran velocidad y ya transforma la vida cotidiana. Jóvenes y adolescentes recurren a estos sistemas no solo para estudiar o resolver dudas, sino también como reemplazo de acompañamiento psicológico, una práctica que especialistas consideran riesgosa.
Harari, autor de Sapiens y Homo Deus, viene advirtiendo desde hace años sobre el peligro de delegar decisiones críticas en algoritmos capaces de aprender y adaptarse. Sus preocupaciones coinciden con las de otros referentes del campo, como Geoffrey Hinton, pionero del aprendizaje profundo, quien también alertó sobre la falta de preparación para enfrentar los efectos de estas tecnologías.
El debate se vuelve más urgente frente a los intentos de compañías como Meta de desarrollar una “superinteligencia” que supere con creces las capacidades humanas. Para Harari, esta ambición representa un riesgo comparable a pretender ocupar un lugar reservado históricamente a los dioses, con consecuencias inciertas para el futuro de la especie.
Fuente: INFOBAE/Redacción TE.
