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domingo, octubre 26, 2025

«Tranquilo: el algoritmo ya negocia por usted»

La reciente nota de Adam Satariano y Paul Mozur para The New York Times advierte sobre riesgos globales vinculados al uso de inteligencia artificial: desde crecientes desigualdades hasta la despersonalización del empleo.
Bajo una mirada sindical, es esencial poner el foco en las nuevas tensiones y oportunidades que este escenario abre para la fuerza laboral.

La incorporación de algoritmos y sistemas inteligentes para “reformular” los convenios colectivos representa una amenaza concreta a los derechos adquiridos. En algunos sectores ya se registran intentos de sustituir la negociación tradicional —entre sindicatos y empleadores— por procesos automatizados. Si se consolida este modelo, los sindicatos pierden capacidad de influencia y se debilita su papel fundacional.
El diálogo social tripartito, piedra angular del derecho laboral moderno, corre el riesgo de convertirse en un mecanismo opaco, dominado por lógicas tecnocráticas.

Frente a estos desafíos, la mejor herramienta es la formación. Iniciativas como la del Sindicato del Seguro —que ofrece capacitación gratuita en herramientas de IA para trabajadores— demuestran el camino a seguir: alfabetización tecnológica para que los trabajadores puedan anticipar, acompañar y orientar el cambio, en lugar de quedar a merced de él.
Un sindicato que apueste por la actualización estratégica no solo protege derechos, sino que también crea nuevas oportunidades y acompaña a quienes deben reconvertirse.

El impacto real de la IA depende de la capacidad de respuesta del movimiento sindical y del Estado. Es fundamental que sindicatos, trabajadores y gobierno avancen en una agenda articulada, para que la inteligencia artificial no devenga en exclusión ni precarización.
Los gremios tienen hoy un papel central: investigar los sectores más vulnerables a la automatización, acompañar la reconversión productiva, y construir redes de contención social y laboral.

La falta de un marco normativo específico sobre IA y empleo expone una urgencia palpable. Cuando los trabajadores organizados, el Estado y los expertos se sientan juntos a diseñar políticas públicas —como lo demuestra la experiencia argentina— es posible avanzar en los desafíos del trabajo digitalizado y asegurar que la tecnología se incorpore sin sacrificar derechos laborales.

La acción colectiva y la organización sindical son más necesarias que nunca. No se trata de rechazar la tecnología, sino de ponerla al servicio de la inclusión, del trabajo digno y del bienestar social. La tradición peronista recuerda el valor del trabajo y la solidaridad; desde ese lugar, el sindicalismo argentino debe renovar su compromiso con quienes están en fábricas, comercios, oficinas —y en cada rincón al que la IA está llegando. Citando a Satariano y Mozur, el desafío global es democratizar oportunidades y evitar un futuro dominado por la desigualdad tecnológica.

Fuente: Página 12/ Víctor Santa María/RedacciónTE.

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