Para Rodolfo de Felipe, presidente de LIDE Argentina, hablar de energía en Argentina no es simplemente abordar una transición, sino impulsar una auténtica revolución energética que potencie al país como protagonista global. Según su visión, la oportunidad es enorme: tanto Argentina como Brasil podrían consolidarse como actores centrales de la seguridad energética y alimentaria a nivel mundial si se actúa con decisión y visión de largo plazo.
De Felipe critica la falta de una estrategia nacional de energía claramente definida, algo que —en su opinión— es fundamental para establecer un marco regulatorio estable, incentivos eficaces y una colaboración real entre el sector público y privado. Señala que aún no se ha logrado un consenso entre los distintos actores —desde el gobierno nacional y las provincias hasta el sector privado y la sociedad civil— sobre hacia dónde debe dirigirse el modelo energético del país.
Un punto central de su argumento es el enorme potencial de Argentina para desarrollar energías renovables. Con recursos abundantes en viento y sol, el país cuenta con ventajas naturales que podrían transformar su matriz energética y su competitividad exportadora. Sin embargo, la infraestructura energética actual limita ese potencial si no se hacen inversiones estratégicas.
De Felipe también advierte sobre la importancia de tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y la Internet de las Cosas (IoT) para acelerar la transformación del sector, aunque reconoce que todavía existe un atraso en la adopción y comprensión de estas herramientas por parte de tomadores de decisiones tanto públicos como privados.
Otro aspecto clave que menciona es el rol de las provincias. Como dueñas de los recursos energéticos en su territorio, los gobernadores deberían asumir un papel estratégico en la promoción de proyectos diversificados y pensar más allá de los ciclos políticos y electorales, para construir capacidades productivas y empleo en el largo plazo. Según De Felipe, el crecimiento del sector energético podría generar más de 300.000 puestos de trabajo directos e indirectos, siempre que se acompañe con políticas de formación y capacitación.
Finalmente, De Felipe afirma que Argentina ya muestra liderazgo regional en energía, pero que aún debe posicionarse en las ligas globales si quiere contribuir de manera significativa a los desafíos energéticos del futuro. La clave, subraya, está en ser “realistas, pero con un sesgo optimista” para avanzar hacia un modelo que no solo beneficie al país, sino que aporte soluciones a otras naciones.
Fuente: Revista Mercado/Redacción TE.




