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martes, julio 8, 2025

La brecha global de la inteligencia artificial

El avance de la inteligencia artificial está generando una profunda fractura tecnológica entre los países con infraestructura de cómputo avanzada y aquellos que carecen de ella. La denominada “brecha de la IA” no solo afecta el desarrollo económico y científico de las naciones, sino que también reconfigura la geopolítica internacional en torno al control de un nuevo recurso estratégico: la capacidad de procesamiento.

Mientras países como Estados Unidos, China y algunos miembros de la Unión Europea lideran la construcción de gigantescos centros de datos, otros como Argentina, gran parte de América Latina y África enfrentan serias dificultades para acceder a recursos computacionales críticos. Según una investigación de la Universidad de Oxford, más del 80 % de los países no cuentan con centros de datos avanzados para el entrenamiento de modelos de IA.

La magnitud de la brecha se refleja en el contraste entre megaproyectos como el centro de datos de OpenAI en Texas —uno de los más grandes del mundo, con una inversión estimada de 60 mil millones de dólares— y las limitadas capacidades de universidades públicas en el sur global, como la Universidad Nacional de Córdoba en Argentina, que recicla equipamiento antiguo para sostener sus líneas de investigación.

Los sistemas de IA más sofisticados del planeta, como los grandes modelos de lenguaje, son entrenados mayoritariamente en inglés o chino, lo que limita su alcance cultural y perpetúa la dependencia tecnológica. Esta concentración de infraestructura también impacta en sectores clave como la salud, la defensa, la ciencia y la innovación, dejando a muchos países fuera de la carrera.

La escasez de unidades de procesamiento gráfico (GPU), indispensables para el desarrollo de IA, y la concentración de su producción en manos de pocas empresas —principalmente Nvidia— agrava la situación. Los altos costos, las restricciones comerciales y la falta de infraestructura energética adecuada impiden a gran parte del mundo acceder a estos componentes.

Frente a este escenario, algunos países están tomando medidas. India subsidia el desarrollo de modelos propios en lenguas locales, Brasil lanzó un programa de 4.000 millones de dólares para impulsar proyectos de IA, y varios gobiernos africanos promueven centros de datos regionales. La Unión Europea, por su parte, anunció una inversión de 200.000 millones de euros en proyectos estratégicos.

No obstante, el panorama sigue siendo desigual. En Argentina, los investigadores denuncian que la fuga de talentos se ha profundizado por la imposibilidad de trabajar con tecnología de punta. “Estamos perdiendo”, expresó el profesor Nicolás Wolovick desde Córdoba, resumiendo el sentimiento de una comunidad científica que lucha por no quedar al margen.

La soberanía tecnológica ya no se mide solo por el acceso a internet o la conectividad móvil, sino por la capacidad real de desarrollar, entrenar y aplicar sistemas inteligentes. En ese contexto, la computación se convierte en un recurso tan estratégico como lo fue el petróleo en el siglo XX.

Fuente: The New York Times, 2 de julio de 2025.

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