14.9 C
Buenos Aires
martes, julio 8, 2025

El futuro ya no es digital: es cuántico


Por Martín Doñate

La humanidad atraviesa una transición de escala civilizatoria. No se trata únicamente de nuevas tecnologías: estamos ante un cambio profundo en la forma de concebir, representar y procesar la realidad. La computación cuántica, basada en principios de la física de partículas como la superposición y el entrelazamiento, ya está produciendo un giro copernicano que transformará la ciencia, la economía, el trabajo, el conocimiento y las relaciones sociales.

Mientras que los sistemas tradicionales operan con bits —unidades que valen 0 o 1—, los qubits pueden representar ambos estados a la vez. Esta cualidad multiplica exponencialmente la capacidad de cálculo y posibilita el abordaje de problemas que hoy resultan irresolubles, incluso para las supercomputadoras más avanzadas. Ya no hablamos de velocidad, sino de otra forma de modelar la complejidad.

Este no es un fenómeno hipotético ni lejano. IBM, Google, Microsoft y otras compañías tecnológicas líderes ya han desarrollado prototipos funcionales, y proyectan —con cronograma público— computadoras cuánticas tolerantes a errores para antes de 2029. China y la Unión Europea, en paralelo, han desplegado estrategias nacionales de soberanía cuántica con fuerte inversión estatal y cooperación científica. En Canadá, Alemania, Japón, India y los Emiratos Árabes Unidos se están desarrollando plataformas híbridas de simulación cuántica con aplicaciones prácticas en energía, inteligencia artificial, finanzas y defensa.

En su Quantum Technology Monitor, la consultora McKinsey estimó en marzo de 2024 que el mercado de tecnologías cuánticas alcanzará los USD 106.000 millones para 2035, y que su mayor impacto se concentrará en ciberseguridad, salud, simulación de materiales, servicios financieros y logística avanzada.

América Latina, sin embargo, aún no ha delineado políticas públicas consistentes ni marcos regulatorios para abordar este fenómeno. Pero eso no significa que no haya oportunidades reales para actuar.

Una oportunidad histórica para la región, las personas y el sector privado

En Argentina, las aplicaciones concretas de computación cuántica antes de 2030 ya no son ciencia ficción:

Simulación de materiales complejos, por ejemplo, para desarrollar mejores baterías para autos eléctricos o almacenamiento domiciliario de energía solar.

Optimización del tránsito urbano en tiempo real, con sistemas capaces de prever congestiones y reorganizar rutas antes de que ocurran.

Asistentes médicos inteligentes, que con algoritmos cuánticos puedan ayudar a diagnosticar enfermedades a partir de imágenes, hábitos y datos clínicos, incluso en zonas rurales sin especialistas presenciales.

Sistemas de ciberseguridad post-cuántica, que garanticen la privacidad de trámites, historias clínicas y operaciones financieras del ciudadano común ante futuros ataques informáticos más complejos.

Y también recomendaciones personalizadas, más éticas y precisas, en plataformas educativas, laborales y comerciales, gracias a modelos cuánticos que puedan interpretar contextos humanos más allá de los algoritmos clásicos.

Pero además, el desarrollo cuántico abre un campo fértil para las empresas, pymes, inversores y emprendedores tecnológicos. Hoy, grandes plataformas como IBM Quantum o Microsoft Azure ya ofrecen acceso en la nube a entornos de prueba y simulación cuántica. Startups argentinas o latinoamericanas pueden utilizar esas herramientas para optimizar productos, simular estrategias, diseñar nuevos servicios y proyectar modelos de negocios en sectores tan diversos como la agroindustria, la logística, las finanzas, la energía, el software y la biotecnología.

El desafío es pensar este acceso como una decisión estratégica de innovación y competitividad. No se trata solo de grandes corporaciones: también hay lugar para nuevos actores si se construyen condiciones de entrada, financiamiento, regulación y formación técnica adecuada.

Pensar el mundo que ya está entre nosotros

La computación cuántica puede convertirse en una herramienta de equidad, desarrollo y democratización del conocimiento. Pero también puede profundizar desigualdades existentes, excluir a quienes no se anticipen y reforzar dependencias tecnológicas asimétricas.

La discusión sobre esta transformación no puede estar reservada a los foros académicos o laboratorios del norte global. Debe ser parte central de las agendas públicas, educativas, productivas, políticas y electorales de nuestra región.

No estamos hablando de ciencia ficción. Estamos hablando de qué herramientas va a tener —o no— una sociedad para decidir, proteger, crear, defenderse o innovar. De qué capacidades vamos a tener los Estados y las empresas para regular, prevenir abusos, construir soberanía tecnológica y formar ciudadanos y organizaciones conscientes y preparadas.

Desde los espacios que confluyen en esta mirada —TecnoEnergía, IA2050 y DHlex— buscamos aportar una articulación concreta entre comunicación, pensamiento jurídico, investigación estratégica y servicios para empresas, instituciones y gobiernos. Apostamos a fortalecer un campo de trabajo y pensamiento plural, riguroso y colectivo, que impulse el desarrollo de soluciones, proyectos, marcos legales y redes de colaboración entre quienes ya están ocupándose de este tema decisivo para el presente y el porvenir de la humanidad.

Porque el futuro cuántico ya empezó. Y no podemos permitirnos llegar tarde a comprenderlo ni a decidir cómo queremos que nos atraviese.


Abogado – Licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades – Comunicador. Director de DHlex y creador de IA2050.

- Advertisement -spot_imgspot_img
Ultimas Noticias
-Publicidad-spot_img
Noticias relacionadas