A pocos kilómetros de la frontera Argentina, Brasil alberga un recurso estratégico que podría redefinir el mapa geopolítico y económico: un yacimiento con 21 millones de toneladas de tierras raras, el más grande de América Latina y tercero a nivel mundial, detrás de China y Vietnam.
Las tierras raras —un grupo de 17 elementos químicos clave para la fabricación de dispositivos electrónicos, energías renovables y sistemas de defensa— se han convertido en un insumo crítico para la transición energética y la industria tecnológica. Su creciente demanda, impulsada por el avance de los vehículos eléctricos y las energías limpias, ha multiplicado el interés internacional.
El hallazgo coloca a Brasil en el radar de las principales potencias. En un contexto de tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, el acceso a estas reservas adquiere una relevancia estratégica. Actualmente, el gigante asiático no solo lidera la extracción, sino también el procesamiento y la cadena de suministro global de estos elementos.
Pese a su potencial, la producción brasileña es aún incipiente debido a la complejidad técnica y los altos costos del proceso de extracción y refinamiento. Ejemplos como la mina Serra Verde muestran esta dependencia: aunque respaldada por capital estadounidense, parte de su procesamiento sigue realizándose en China.
Especialistas advierten que, con inversiones y desarrollo industrial, Brasil podría convertirse en un competidor de peso frente al dominio chino, modificando el equilibrio global en un sector clave para el futuro energético y tecnológico.
Fuente: El Diario 24/ Redacción TE.
