En un mundo donde cada vez más objetos se comunican entre sí, la eficiencia energética se convirtió en un factor clave. Es ahí donde entra en escena Bluetooth Low Energy (BLE), una evolución del clásico protocolo Bluetooth que permite transmitir datos a corta distancia consumiendo una fracción de la energía tradicional.
Desarrollado a comienzos de la década de 2010, el BLE fue pensado para el universo del Internet de las Cosas (IoT) y los dispositivos portátiles, como relojes inteligentes, sensores médicos o rastreadores de actividad. Su principal diferencial está en la capacidad de mantener una conexión estable y constante sin agotar rápidamente la batería de los equipos.
Cómo funciona
A diferencia del Bluetooth clásico, que prioriza la velocidad y la transferencia de grandes volúmenes de datos (como música o archivos), el BLE está optimizado para el envío de pequeñas señales periódicas. Esto lo convierte en una opción ideal para aplicaciones que requieren comunicación continua y de bajo consumo, como monitores de salud, balizas de localización o sistemas de automatización doméstica.
Además, el protocolo utiliza técnicas de emisión intermitente, lo que significa que los dispositivos solo se “despiertan” cuando necesitan transmitir o recibir información. Así, logran extender notablemente su autonomía.
Seguridad y compatibilidad
El BLE también incorpora mecanismos de cifrado y autenticación que fortalecen la privacidad de las conexiones inalámbricas. Y, al formar parte del estándar Bluetooth 4.0 en adelante, su adopción es prácticamente universal: la mayoría de los teléfonos, tablets, computadoras y dispositivos inteligentes lo integran de forma nativa.
Desde el sector salud hasta la industria automotriz, el BLE se convirtió en una pieza fundamental de la tecnología cotidiana. Permite el rastreo de objetos o personas, el control de equipos domésticos y la gestión de sistemas industriales de forma remota. Incluso se utiliza para habilitar funciones de acceso biométrico o de proximidad, como abrir una cerradura inteligente o vincular un dispositivo sin necesidad de intervención del usuario.
Su principal fortaleza es el bajo consumo energético, lo que extiende la vida útil de baterías en dispositivos pequeños. También es de fácil implementación y compatible con una amplia gama de productos. Sin embargo, su ancho de banda reducido lo vuelve menos adecuado para transmisiones de audio o video, tareas donde el Bluetooth clásico sigue siendo más eficiente.
Con la expansión de la inteligencia artificial y los sistemas interconectados, Bluetooth Low Energy se consolida como una tecnología esencial para el desarrollo del IoT. Su eficiencia, seguridad y versatilidad lo ubican en el centro de la nueva generación de dispositivos que buscan comunicarse de forma más inteligente y sustentable.
Fuente:Infobae/ Redacción TE.




