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sábado, agosto 9, 2025

Lo que la neurociencia nos está diciendo (y no estamos escuchando)

5 de agosto de 2025 – Tecno Energía TE | Neuroderechos

En tiempos donde la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados y la automatización empieza a desplazar tareas humanas en todos los sectores, la neurociencia nos devuelve a lo esencial: el cerebro humano aún guarda secretos que ninguna tecnología logra replicar. Y, tal vez más importante, hay una profunda desconexión entre lo que sabemos del funcionamiento mental y cómo organizamos el trabajo, el aprendizaje, la toma de decisiones o la innovación.

En una entrevista reciente, el neurocientífico Jonathan Benito fue contundente: “Lo que más descubrimos es lo poco que sabemos sobre el cerebro.” Esa afirmación no es una frase de modestia académica. Es un punto de partida urgente. Porque si los sistemas energéticos, las plataformas tecnológicas y las políticas de transformación digital se diseñan ignorando cómo funciona —o no funciona— la mente humana, el resultado será ineficiencia, estrés, desconexión y fracaso cultural.

Uno de los ejemplos más reveladores es el mito del hábito en 21 días. Es falso. Los hábitos complejos, según Benito, pueden tardar entre 60 y 250 días en consolidarse, dependiendo del entorno, la repetición, la motivación y el contexto emocional. Pensar que se puede cambiar el comportamiento energético de una empresa o una comunidad con una campaña breve o una app persuasiva, es subestimar la biología.

Del mismo modo, la automatización cerebral —esa capacidad de ejecutar tareas sin esfuerzo consciente— no ocurre de la noche a la mañana. Requiere una arquitectura interna que, bien comprendida, puede aplicarse al diseño de rutinas organizacionales, interfaces tecnológicas o modelos de capacitación. Pero si se ignora, se cae en el error frecuente de implementar soluciones que el cerebro humano simplemente no puede seguir sin fatiga o desconexión.

En este punto, la neurociencia se cruza directamente con los desafíos energéticos y tecnológicos. Porque si los sistemas que promovemos no están alineados con las capacidades cognitivas, emocionales y adaptativas de las personas, no habrá transición energética posible, ni transformación digital sostenible.

Hay fenómenos que aún están siendo estudiados y que pueden cambiar la manera en que pensamos la relación entre cuerpo, energía y tecnología: sincronización entre cerebros humanos en contextos de contacto sostenido; percepción magnética como orientación inconsciente; el rol del intestino como segundo cerebro y eje de muchas decisiones que creemos racionales. Todo esto debería ser parte del diseño de herramientas, ambientes de trabajo, ciudades inteligentes y entornos energéticos futuros.

Más que nunca, hablar de neuroderechos es hablar del derecho a no ser empujados por algoritmos sin protección ante los mecanismos de manipulación y dominación de las nuevas herramientas tecnológicas y mantener un grado de autonomía y liebertad en las decisiones de las personas humanas.

Porque si la inteligencia artificial está avanzando, la inteligencia humana no puede quedar desactualizada. Y la única forma de fortalecerla es, primero, escuchar lo que la neurociencia ya nos está diciendo.


Fuente principal:
Jonathan Benito – Entrevista en La Fórmula Podcast. Recogida por Infobae, 16 de julio de 2025.

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